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septiembre 2014

Las 7 leyes espirituales del éxito – Deepak Chopra

Aunque el título de este libro es “Las siete le­yes espirituales del éxito”, bien podría ser “Las siete leyes espirituales de la vida”, porque son los mis­mos principios que la naturaleza emplea para crear todo lo que existe en forma material – todo lo que podemos ver, oír, oler, degustar o tocar.

En Creating Affluence: Wealth Consciousness in the Field of All Possibilities, describí los pasos para llegar a la conciencia de la riqueza sobre la base de una verdadera comprensión de la manera como funciona la naturaleza. Las siete leyes espirituales del éxito constituyen la esencia de esa enseñanza. Cuando este conocimiento se incorpore en nues­tra conciencia, tendremos la capacidad de crear una abundancia ilimitada sin esfuerzo alguno, y de experimentar el éxito en todo lo que nos pro­pongamos.

El éxito en la vida podría definirse como el crecimiento continuo de la felicidad y la realización progresiva de unas metas dignas. El éxito es la capacidad de convertir en realidad los deseos fácilmente. No obstante, el éxito, incluyendo la creación de la riqueza, siempre se ha percibido como un proceso que requiere mucho esfuerzo, y que muchas veces se logra a expensas de los de­más. Necesitamos acercarnos de una manera más espiritual al éxito y a la riqueza, que no es otra cosa que el flujo abundante de todas las cosas buenas hacia nosotros. Conociendo y practicando las leyes espirituales, entraremos en armonía con la natura­leza para crear con espontaneidad, alegría y amor.

1546972981_How20to20find20your20Purpose20in20Life_xlargeEl éxito tiene muchos aspectos, y la riqueza material es solamente uno de sus componentes. Además, el éxito es una travesía, no un destino en sí. Sucede que la abundancia material, en to­das sus manifestaciones, es una de las cosas que nos permite disfrutar más la travesía. Pero el éxi­to también se compone de salud, energía, entu­siasmo por la vida, realización en las relaciones con los demás, libertad creativa, estabilidad emo­cional y psicológica, sensación de bienestar y paz. Pero ni siquiera experimentando todas estas cosas podremos realizarnos, a menos que cultive­mos la semilla de la divinidad que llevamos aden­tro. En realidad, somos la divinidad disfrazada, y el espíritu divino que vive dentro de nosotros en un estado embrionario busca materializarse ple­namente. Por tanto, el éxito verdadero consiste en experimentar lo milagroso. Es el despliegue de la divinidad dentro de nosotros. Es percibir la divinidad en cualquier lugar a donde vayamos, en cualquier cosa que veamos: en los ojos de un niño, en la belleza de una flor, en el vuelo de un pájaro. Cuando comencemos a vivir la vida como la expresión milagrosa de la divinidad – no de vez en cuando sino en todo momento – com­prenderemos el verdadero significado del éxito.

 Antes de definir las siete leyes espirituales, es preciso comprender el concepto de ley. Una ley es el proceso por el cual se manifiesta lo que no se ha manifestado; es el proceso por el cual el obser­vador se convierte en el observado; es el proceso por el cual el que contempla se convierte en pai­saje; es el proceso a través del cual el que sueña proyecta el sueño.

Toda la creación, todo lo que existe en el mun­do físico, es el producto de la transformación de lo inmanifiesto en manifiesto. Todo lo que con­templamos viene de lo desconocido. Nuestro cuerpo, el universo físico – todo lo que podemos percibir por medio de los sentidos – es la transfor­mación de lo inmanifiesto, lo desconocido e in­visible en lo manifiesto, lo conocido y lo visible.

El universo físico no es otra cosa que el yo plegado sobre sí mismo para experimentarse como espíritu, mente y materia física. En otras pala­bras, todos los procesos de la creación son proce­sos por medio de los cuales el yo o la divinidad se expresa. La conciencia en movimiento se mani­fiesta a través de los objetos del universo, en me­dio de la danza eterna de la vida.

La fuente de toda creación es la divinidad (o el espíritu); el proceso de creación es la divinidad en movimiento (o la mente); y el objeto de la creación es el universo físico (del cual forma par­te nuestro cuerpo). Estos tres componentes de la realidad – espíritu, mente y cuerpo, u observa­dor, proceso de observación y observado – son básicamente la misma cosa. Todos provienen del mismo sitio: el campo de la potencialidad pura, puramente inmanifiesto.

Las leyes físicas del universo representan en realidad todo este proceso de la divinidad en mo­vimiento o de la conciencia en acción. Cuando comprendemos estas leyes y las aplicamos en nues­tra vida, todo lo que deseamos puede ser creado, porque las mismas leyes en que se basa la natura­leza. para crear un bosque, o una galaxia, o una estrella o un cuerpo humano, pueden convertir en realidad nuestros deseos más profundos.

Te recomendamos el libro: Las 7 Leyes Espirituales Del Éxito Deepak Chopra

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Los 10 pasos de Louise Hay para el Desarrollo Personal

LOS 10 PASOS DE LOUISE HAY
Sugerencias de la famosa coach emocional para el desarrollo personal.

vinetas_1NO TE CRITIQUES. Cuando te criticas, tus cambios son negativos. Cuando te aceptas, tus cambios son positivos. Las críticas nunca cambian nada. Acéptate exactamente como eres ahora.

vinetas_2NO TE DES MIEDO A TI MISMO. Deja de asustarte con tus propios pensamientos. Esa es una manera inadecuada de vivir. Busca una imagen mental que te guste y sustituye tu pensamiento aterrador por una imagen de placer.

vinetas_3SÉ AMABLE Y PACIENTE CONTIGO MISMO. Sé delicado y amable contigo mismo. Ten paciencia mientras aprendes nuevas formas de pensar y cambias viejos hábitos de conducta. Trátate como si fueras alguien a quien realmente quieres.

Apego y Libertad

El apego comienza con el apego a las creencias… el apego que tengo a lo conocido, a lo que he aprendido de mis padres, de la sociedad, en la escuela. Ese apego se manifiesta cada vez que pretendo tener la razón en algo y pienso que otros están equivocados, se manifiesta también cuando digo que es muy difícil ver las cosas de otra manera, que es muy difícil soltar las creencias del pasado y adoptar nuevas;  es entonces cuando viene el cuestionamiento: si ya me di cuenta (desde la luz de mi conciencia) de que esas creencias no me funcionan y me llevan al malestar –  cuando digo que quiero estar en bienestar – ¿qué sentido tiene conservarlas, apegarme a ellas?

Si yo soy quien percibo e interpreto, me conviene,  quizás,   cambiar mi forma de interpretar, cuando esa manera de interpretar,  me lleva a darle realidad,  a aquello que me conduce a perder d e vista quien soy y qué hago aquí.

Me conviene soltar el apego a ese  conocimiento que acumulo  a través del tiempo;  información que convierto en una verdad y que me impide ver, me impide acceder a la sabiduría que es en mí, la sabiduría de Dios, de mi Ser Interior, de mi Maestro Interno, del Espíritu Santo o como yo le quiera llamar, el nombre es lo de menos.

 desapego4Apego a la manera en la que me defino, te defino y defino el mundo que me rodea. Toda esa serie de juicios que hago de mí y de ti,  cuando me identifico con lo que he aprendido, con aquello que vino después…

Desde la parte humana, me confundo, me identifico con mis cualidades y defectos, con eso que yo veo en mi o que “otros ven en mí” y me creo la historia y me siento imperfecta, incompleta, carente, sola, etc. etc.

¡Lo que hago, no cambia lo que soy! Lo que soy, no está sujeto a cambio, pertenece al mundo de lo inmutable, al origen, a la Fuente, a Dios,  y Dios,  no cambia; no es perfecto ahora e imperfecto después y, tú y yo,  que somos Uno, estamos hechos a imagen y semejanza de esa Fuente amorosa.

Estar despierta dentro del sueño, me lleva, para empezar, a tomar la decisión de reconocer mis apegos, de soltar, desde la certeza de que todo está bien, confiar en que, aquí y ahora, todo es perfecto y pleno. Implica también, saber, que en aquello que pudo haber sido y no fue, no hay nada para mí; que eso que pudo haber sido y no fue, tampoco será, y que lo único real, es lo que es, desde la conciencia, el amor y la responsabilidad.

Por lo tanto, reconocer mis apegos, es el primer paso hacia el reconocimiento de la libertad, que ya es en mi.

Ven, te invito, aquí y ahora…¿quieres volar?

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