Todos tenemos miedos y la mayor parte de ellos, nacen de ideas compartidas por la gran mayoría de nosotros. Reconocerlos y encontrar su raíz es el primer paso para acabar con ellos
El miedo, según el DRAE, “es aquella perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario” y, es una emoción común a todos los seres humanos. “Algunos de nuestros miedos, por supuesto, tienen un valor de supervivencia básica. Otros, sin embargo, son reflejos que pueden ser debilitados o reaprendidos”, explica el doctor en psicología Karl Albrecht.
Esta sensación de ansiedad, causada por nuestra anticipación de algún evento o experiencia imaginada, es una reacción biológica de nuestro cuerpo ante un conjunto de señales que interpreta como temerosas. Y el sentimiento de aprensión, es similar ya temamos ser mordidos por un perro o que Hacienda nos cuestione en la declaración de impuestos.
El presidente Franklin Roosevelt, afirmó que “la única cosa a la que debemos temer, es al miedo mismo” y, como comenta Albrecht casi en formato trabalenguas, “el miedo al miedo probablemente causa más problemas en nuestras vidas que el miedo en sí mismo”.
El director de cine Woody Allen, bromea con este sentimiento de angustia y aprensión humanizándolo: “El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro”. Y es que todos tenemos miedos y la mayor parte de ellos nacen de ideas compartidas por una gran mayoría de personas.
De lo que no conviene tener miedo, es de identificarlos, porque sólo cuando sabemos de dónde provienen, es cuando podemos empezar a manejarlos. Con o sin ayuda de profesionales, ser conscientes de nuestros temores y encontrar la raíz de los mismos, es el primer paso para acabar con ellos.
Albrecht recoge en Psychology Today los cinco miedos básicos, de los cuales nacen, casi todo el resto de nuestros temores:
1. Miedo a la muerte
El miedo a ser aniquilados y dejar de existir, más comúnmente conocido como miedo a la muerte, proviene de una sensación primaria de todos los seres humanos por la supervivencia.
De este miedo se derivan otros muchos temores generalizados, como el miedo a las alturas, el pánico a los viajes en avión o diferentes fobias, relacionadas con la extinción de nuestras vidas. Sensaciones de pánico ante circunstancias asociadas a fatales consecuencias, que supongan el fin de nuestras vidas.
2. Pérdida de autonomía
El miedo a ser inmovilizados, paralizados, restringidos, sometidos, atrapados, encarcelados o controlados por circunstancias que aparenten estar fuera de nuestro control.
En su reacción física se le conoce comúnmente como claustrofobia, pero también se extiende a otras reacciones psicológicas relacionadas con las interacciones y comportamientos sociales. De hecho, como explica Albrecht, “el conocido como ‘miedo al compromiso’ es básicamente el temor a perder la autonomía”.
Pensar en si hay luz del final del túnel o en el más allá ayuda a algunas personas, a hacer frente al miedo a la muerte.
3. La soledad
Totalmente contrapuesto al anterior, este miedo se relaciona con el pánico al abandono, al rechazo o a sentirnos despreciados. La pérdida de conexión con el mundo genera sensaciones de angustia ante la posibilidad de convertirnos en una persona no querida a la que nadie respete ni valore.
Los miedos básicos se muestran a través de nuestras reacciones compartidas ante las circunstancias de la vida. Los celos y la envidia, por ejemplo, expresan el miedo a la separación o la devaluación de uno como persona: “se va a ir con otra persona y: a) me voy a quedar solo; o b) lo hace porque yo no merezco la pena”.
4. Miedo a la mutilación
“Se trata del temor de perder cualquier parte de nuestra estructura corporal, la idea de tener límites en la movilidad de nuestro cuerpo o de perder la integridad de cualquier órgano, parte del cuerpo, o la función natural”, resume el psicólogo experto en el estudio de los comportamientos cognitivos y las habilidades del pensamiento humano.
La pérdida de conexión con el mundo genera sensaciones de angustia
La sensación de ansiedad al estar cerca de animales venenosos o considerados peligrosos, como insectos, arañas o serpientes, así como tener fobia a otras cosas o situaciones que puedan suponer un daño físico como trabajar o exponernos a sierras mecánicas, hachas o machetes, o a estar en medio de una catástrofe natural.
Igualmente, los derivados del miedo a la muerte como el vértigo, el temor a morir ahogados o cualquier otro que sea un riesgo para nuestra integridad física, está relacionados con el miedo a perder o dañar alguna parte de nuestro cuerpo.
5. Daños y perjuicios a esa parte de la mente conocida como ego
El miedo a sentirnos humillados, pasar vergüenza o cualquier otra situación de profunda desaprobación que amenace la pérdida de la integridad del ser (también conocida como muerte del ego).
El miedo al rechazo o el temor que sienten muchas personas a hablar en público, están relacionados con esta angustia generalizada a la aniquilación de nuestro ego.
El miedo, es un compañero inseparable del ser humano, lo que hace la diferencia, es quién tiene a quién…
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