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Pensamiento negativo rumiante: Cómo detenerlo con técnicas sencillas

Los pensamientos rumiativos son pensamientos que se repiten continuamente en nuestra cabeza y que afectan a nuestro estado anímico.

El exceso de estilo de pensamiento rumiativo puede llevar a trastornos como la depresión o la ansiedad generalizada, o a vivir en un estado de alerta y de malestar continuo.

El dar vueltas a algo nutre la obsesión, nos desgasta la energía, nos hace perder tiempo, paz mental y energía, además de acercarnos a emociones tóxicas como el resentimiento, el autorreproche, el pensamiento catastrófico …

¿Qué hacer para dejar de tener pensamientos negativos?

La detención del pensamiento es una técnica que se aplica cuando se entra en rumiación de pensamientos, es decir, cuando damos vueltas a algo y entramos en un bucle de pensamientos que nos hace sufrir, que genera un desgaste de tiempo, energía y esfuerzo mental.

La técnica de detención del pensamiento consiste en interrumpir las cadenas de pensamientos rumiantes, se trata de detener líneas de pensamiento acerca de una temática o situación vivida. Un ejemplo de pensamiento negativo común sería: “estuve 4 horas pensando en lo que me pasó con Juan”.

Se trata de detener el tren de los pensamientos antes de entrar en un circuito circular que implica una gran factura psicoemocional y una clara reducción de nuestra calidad de vida.

Técnica de detención del pensamiento negativo

La técnica conocida como parada de pensamiento es una técnica cognitivo-conductual y permite poner stop a una narrativa que puede alargarse páginas y páginas mentales.

Veamos un ejemplo de cómo detener el pensamiento negativo:

Antonio está en una reunión de trabajo, lleva una semana con mucho estrés por motivos familiares. El jefe de departamento hace una pregunta, el cree saberla, pero al responder se equivoca, su jefe hace un chiste fácil sin mala intención respecto al error de Antonio, “casi haces gol, pero diste en el palo” y a la situación se añade que un compañero pone mala cara.

Entonces empieza el infierno mental del pensamiento rumiante: “Mi jefe ya no confiará en mí, no debería haber contestado, falle, ¿Qué pensarán de mí?, me pase de listo…”

Antonio ha entrado en un círculo de sufrimiento, se genera en su cuerpomente un estrés que se retroalimenta. Probablemente Antonio decida no hablar más en las reuniones y cogerá miedo al compañero de mala cara, entre otras posibles consecuencias.

La técnica de detención del pensamiento ayuda a no construir un círculo rumiativo o a salir del bucle de sufrimiento.

Cómo detener el pensamiento negativo. Tipos de detención

Veamos distintas opciones para detener o desactivar los pensamientos negativos y salir del círculo mental infernal:

  • Para detener el pensamiento negativo, podemos elegir un estímulo que interrumpe los pensamientos negativos. Puede ser una palmada o un pellizco y simultáneamente utilizar palabras como ¡stop! ¡Basta! Es importante unir un input físico con uno verbal.
  • Otra forma de desactivar el pensamiento negativo, sería evocar un color que me tranquilice, sea el blanco, o naranja, de elección personal.
  • Para limpiar la mente de pensamientos rumiantes, también podemos iniciar una actividad sana, por ejemplo, lavar los platos, o una que me tranquilice, sea encender un incienso o escribir.
  • Es importante investigar cómo se originan estos pensamientos negativos, examinar que cuestiones vitales estresantes tenía, antes de entrar en esta dinámica mental toxica.
  • Buscar un lugar que me tranquiliza, explorar espacios que me serenan.
  • Investiga la herida infantil-adolescente que se activó, abrázala, “había un profesor que nos tiraba los exámenes al suelo si habías suspendido”, “en el cole falle un penalti en la final interescolar”
  • Compensar los pensamientos negativos con frases sanadoras, en el ejemplo de Antonio, diciéndose: Tengo el derecho a equivocarme. Sé que mi jefe me valora, me lo dijo hace una semana. Si estos pensamientos se basan en hechos aún mejor, ya que los hechos no pueden ser tan fácilmente por nuestra mente ansiosa.
  • Decido quererme aun en el error.

Beneficios de la técnica para detener pensamientos negativos

Uno de los beneficios claros de esta técnica, es que nos permite practicar la auto-observación.

Observa lo que te dices y qué historia te cuentas, no te la creas tanto, solo es una cadena de pensamientos, no eres tú, tú no eres el libro que lees.

Este distanciarse del discurso mental, posibilita que sea más fácil restar poder a los pensamientos negativos, restarles fuerza e importancia.

Los pensamientos tienen mucha fuerza sobre lo que se siente y debemos dominarlos, y ser capaces de calmar a nuestra mente, cuando se convierte en un caballo salvaje que da vueltas, el jinete debe actuar con ternura y con claridad.

Cuanto más practiquemos esta técnica para detener pensamientos negativos, más probable será que se produzca la asociación entre el pensamiento y la técnica de detención que usemos.

Adáptate a ti mismo, si eres muy visual quizás visualizar un color sea suficiente.

Poco a poco, es un proceso de aprendizaje, nuestra mente responde a nuestro pedido de salud.

La técnica de detención del pensamiento al ser aplicada en el tiempo, se vuelve una habilidad mental que es un auténtico recurso de autocuidado y de mayor control mental.

Se trata de ser constantes y de aprender a salir de espirales mentales toxicas.

Esta práctica permite aumentar nuestro autocuidado.

Gil, J. (2023, junio 2). Cómo detener el pensamiento negativo. Gestalt Salut. https://gestaltsalut.com/detener-pensamiento-negativo/

 

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“Yo Soy Tu Síntoma” Por Seferino Alvarez Ramos

Hola, tengo muchos nombres: dolor de rodilla, grano, dolor de estómago, reumatismo, asma, mucosidad, gripe, dolor de espalda, ciática, cáncer, depresión, migraña, tos, gripe, dolor de garganta, insuficiencia renal, diabetes, hemorroides, y la lista sigue y sigue. Me he ofrecido como voluntario para el peor trabajo posible: ser el portador de noticias poco gratas para ti.

Tú no me comprendes, nadie me comprende. Tú piensas que quiero fastidiarte, echar a perder tus planes de vida, todos piensan que quiero entorpecerles, hacerles daño o limitarles. Y no, eso sería un completo disparate. Yo, el síntoma, simplemente intento hablarte en un lenguaje que comprendas. Que entiendas.

A ver, dime algo, ¿tú irías a negociar con terroristas, tocando a su puerta con una flor en la mano y una camiseta con el símbolo de “paz” impreso en la espalda? ¿No, verdad?.

Entonces, por qué no comprendes que yo, el síntoma, no puedo ser “sutil” y “suavecito” cuando debo darte el mensaje. Me golpeas, me odias, con todo el mundo te quejas de mí, de mi presencia en tu cuerpo, pero no te tomas ni un segundo en razonar y tratar de comprender el motivo de mi presencia en tu cuerpo.

Sólo te escucho decirme: “Cállate”, “vete”, “te odio”, “maldita la hora en que apareciste”, y mil frases que me hacen impotente para hacerte comprender. Pero yo debo mantenerme firme y constante, porque debo hacerte entender el mensaje.

¿Qué haces tú? Me mandas a dormir con medicinas. Me mandas callar con tranquilizantes, me suplicas desaparecer con antiinflamatorios, me quieres borrar con quimioterapias. Intentas días con día, taparme, sellarme, callarme. Y me sorprende ver que a veces, hasta prefieres consultar brujas y adivinos para que de forma “mágica” yo me vaya de tu cuerpo.

Y yo, cuando mi única intención es darte un mensaje, soy totalmente ignorado.

Imagínate que soy esa alarma con sirena en el Titanic, esa que intenta de mil formas decirte que de frente hay un Iceberg con el que vas chocar y hundirte. Sueno y sueno por horas, por días, por semanas, por meses, por años, intentando salvar tu vida, y tú te quejas porque no te dejo dormir, porque no te dejo caminar, porque no te dejo trabajar, pero sigues sin escucharme…

¿Vas comprendiendo??

Para ti, yo el síntoma, soy “La Enfermedad”.

Qué cosa más absurda. No confundas las cosas.

Y vas al médico, y pagas por docenas de consultas médicas.

Gastas dinero que no tienes en medicamento tras medicamento. Y sólo para callarme.

Yo no soy la enfermedad, soy el síntoma.

¿Por qué me callas, cuando soy la única alarma que está intentando salvarte?

La enfermedad, “eres tú”, “es tu estilo de vida”, “son tus emociones contenidas”, eso sí es la enfermedad. Y ningún médico aquí en el planeta tierra, sabe cómo combatir enfermedades. Lo único que hacen es combatirme, combatir el síntoma. Callarme, silenciarme, desaparecerme. Ponerme un maquillaje invisible para que tú no me veas.

Y sí, está bien si ahora que lees esto, te sientes un poco molesto sí. Esto debe ser algo como un “golpazo a tu inteligencia”. Está bien si por ahora te sientes un poco molesto o frustrado. Pero yo puedo manejar tus procesos bastante bien y los entiendo. De hecho, es parte de mi trabajo, no te preocupes. La buena noticia es que depende de ti no necesitarme más. Depende totalmente de ti, analizar lo que trato de decirte, lo que trato de prevenir.

Cuando yo, “el síntoma”, aparezco en tu vida, no es para saludarte, no. Es para avisarte que una emoción que contuviste dentro de tu cuerpo, debe ser analizada y resuelta para no enfermarte. Deberías darte la oportunidad de preguntarte a ti mismo: “por qué apareció este síntoma en mi vida”, “qué querrá decirme”? ¿Por qué está apareciendo este síntoma ahora?,

¿Qué debo cambiar en mí para ya no necesitar de este síntoma?

Si dejas este trabajo de investigación, sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que has hecho años atrás. Debes consultar también con tu inconsciente, con tu corazón, con tus emociones.

Por favor, cuando yo aparezca en tu cuerpo, antes de correr al doctor para que me duerma, analiza lo que trato de decirte, de verdad que, por una vez en la vida, me gustaría ser reconocido por mi trabajo, por mi excelente trabajo. Y entre más rápido hagas conciencia del por qué de mi aparición en tu cuerpo, más rápido me iré.

Poco a poco descubrirás, que entre mejor investigador seas, menos veces vendré a visitarte. Y te aseguro que llegará el día en que no me vuelvas a ver ni a sentir. Al mismo tiempo que logres ese equilibrio y perfección como “analizador” de tu vida, tus emociones, tus reacciones, tu coherencia, te garantizo que jamás volverás a consultar a un médico ni a comprar medicinas.

Por favor, déjame sin trabajo.

¿O piensas de verdad que yo disfruto lo que hago?

Te invito a que reflexiones, cada que me veas aparecer, el motivo de mi visita.

Te invito, a que dejes de presumirme con tus amigos y familia, como si yo fuera un trofeo.

Estoy harto de que digas:

“Ay pues yo sigo con mi diabetes, ya ves que soy diabético”.

“Ay pues ya no aguanto el dolor en mis rodillas, ya no puedo caminar”.

“Siempre yo con mi migraña”.

Me presumes, como si yo fuera un tesoro del cual no piensas desprenderte jamás.

Mi trabajo es vergonzoso. Y te debería dar vergüenza presumirme ante los demás. Cada vez que me presumes, realmente estás diciendo: “Miren que débil soy, no soy capaz de analizar ni comprender mi propio cuerpo y mis propias emociones, no vivo en coherencia, mírenme, mírenme!”.

Por favor, haz conciencia, reflexiona y actúa.

Entre más pronto lo hagas, más rápido me iré de tu vida!

Atentamente,

El síntoma.

 

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MENOPAUSIA Por Reyna Amaya

Primera parte (54 años)

Desde hace algunos años, uno de los propósitos más importantes de mi vida es, precisamente, aprender a vivir mejor, investigar, observar y aplicar. mi principal objeto de estudio y conejillo de indias soy yo, todo esto, para empezar a hablar de la menopausia y el delicado asunto de la edad… que para algunas mujeres (y hombres), es algo complejo.

En fin, hablo de este tema desde mi muy particular punto de vista y experiencia personal; de ninguna manera pienso que estén equivocados todos los estudios e investigaciones realizados a nivel mundial.

A mí al igual que a muchas otras mujeres, desde hace un par de años me empezó a ocupar el tema de la disminución en la producción de estrógenos, el climaterio y su repercusión en la calidad de la piel, los cambios de estado de ánimo, la falta de deseo sexual, la osteoporosis, etc., etc….  así que empecé a investigar un poco acerca del tema y a preguntarle a algunos médicos si valía la pena que me realizara un perfil hormonal. Finalmente, no me hice el perfil hormonal, dejé de preocuparme y empecé a ocuparme de “programar” mi etapa de climaterio y menopausia.

Como antecedente, quiero decirles que me siento física-emocional y espiritualmente mejor que a los 20 años, con más energía y resistencia que nunca antes, por lo que tomé la decisión de brincarme los síntomas supuestamente inherentes a la menopausia,  y simplemente dejar de tener menstruaciones, lo cual me indicará que ya pasé a la siguiente etapa y que es el momento de continuar sembrando salud para seguir cosechando salud y bienestar, así de simple.

Pienso que de pronto la edad es una justificación (de algunas personas) para descuidarse y argumentar que con los años ya nada es igual, que el deterioro es inexorable, que se pierde la memoria, la flexibilidad, que es imposible mantenerse en un peso respetable, en resumen, que empieza la edad de los “nunca” (esto del “nunca” es algo que existió y existirá siempre, antes de la primera vez que suceda algo) y  que los achaques se vuelven la constante en esta etapa de la vida…y más…  en mi caso particular (y por mi conveniencia personal) considero que no necesariamente tiene que ocurrir todo esto, y si, la edad física es un hecho absolutamente real, sin embargo, se puede ser muy viejo a los 20 o 30 años y muy joven a los 54, eso depende de cada una y cada uno.

Para mí, la fuente de la eterna juventud es el amor absoluto a la vida, el saber que la felicidad no tiene nada que ver con lo que se toca, que podemos estar contentos o tristes, enojados o ilusionados, etc.  y todo eso son estados de ánimo.  Una vez más, desde un punto de vista muy personal, estoy convencida de que la felicidad tiene que ver con la armonía interna y con el universo,  con la certeza de que todo lo que sucede siempre es lo mejor que puede suceder y nosotros somos los absolutos responsables de lo que “pasa”, acontece o sucede (como diría Adela Micha) en nuestras vidas y,  precisamente, ahí se encuentra el poder real.

Segunda parte (58 años)

Hoy, después de 4 años de haber comenzado a escribir este artículo y para dar fe de que así es, escribo esta segunda parte que contiene el desenlace de mi punto de vista y además decido compartir mi experiencia contigo.

Bueno, pues resulta que…un buen día, dejé de reglar y decidí ir de nuevo al ginecólogo (por cierto, un excelente médico, que me ha acompañado a lo largo de muchos años, de forma esporádica,  y que si a alguna de ustedes le interesa su nombre y teléfono, con mucho gusto se lo puedo proporcionar), en fin, aquí lo importante es que efectivamente no tuve síntomas de climaterio ni menopausia y por lo tanto, en ningún momento fue necesario tomar hormonas, simplemente dejé de reglar, fui al famoso doc, me hice un perfil hormonal y…..si! ya había trascendido esa etapa, gloriosa y saludable, tal y como yo elegí que fuera, sigo siendo la misma talla de ropa que hace 25 años, tengo una excelente memoria, me siento llena de energía y de pasión por la vida y dispuesta a enamorarme una vez más.

Durante estos 4 años, entre la primera y la segunda parte he seguido investigando, experimentando y viviendo; por lo que puedo confirmar en estos momentos que cada ser humano determina su realidad, construye su presente. Además, en este tiempo, me certifiqué como coach (aprovecho para hacerme un comercial), y de esa forma cristalicé mi vocación aparentemente frustrada, de ser psicóloga y aunque por supuesto, el coaching no es una terapia, sirve para apoyar a las personas para que descubran su verdadero potencial y conviertan sus sueños en una realidad tangible, encuentren sus propias respuestas y   aprecien su valor real,  así que estoy a tu disposición.

Muchas cosas quiero hoy compartir contigo, y bueno, lo haré.  a partir de hoy, elijo comenzar una serie de artículos encaminados a compartir, agradecer y aprender. compartir mi experiencia de más de medio siglo (que no es cualquier cosa!), compartir mi corazón, lo que soy; agradecer, a Dios, al universo, a la vida, todo lo que vivo (soy realmente afortunada y me declaro bendecida siempre); aprender, porque pienso y siento que esa es realmente la finalidad de estar aquí y AHORA y que no importa lo que haya sido ayer, precisamente hoy, aquí y ahora, en el maravilloso presente, está el momento de vivir y ser, de elegir, de renacer.  lo que quiero decirte es que, si va a ser, depende de ti, tú decides, tu creas, tu construyes…

Bueno amiga (amigo) querida (querido), gracias por permitirme entrar en tu vida, gracias por esta posibilidad que se abre en este mágico momento, en este mágico espacio, de comunicarnos, compartir, agradecer y aprender juntas y juntos, jajaja.

Tercera parte (69 años)

 Wow… Han pasado ya 15 años de haber escrito la primera parte de este artículo.

¡Me impresiona!

Puedo decir, que en estos 15 años (11 desde la segunda parte), he seguido disfrutando de estar conmigo, he aprendido realmente a estar conmigo y sigo estando en perfecto estado de salud, física y emocional… ¡Claro! Con esto no pretendo decir que siempre estoy en bienestar y que ya me encuentro en un nivel superior… ¡por supuesto que no! Estoy en donde estoy en mi propio proceso y comprometida a insistir, insistir, insistir, cuantas veces sea necesario, para regresar al lugar en el que quiero estar y resolver lo que sea que sea.

En fin, este artículo habla de la famosa menopausia y sus repercusiones en mi vida. Yo puedo decir que, para mí, no ha habido repercusión alguna y que sigo teniendo energía, fortaleza y salud, disfruto de mi edad, abrazo los cambios físicos que se presentan y, finalmente, sigo pensando que la edad, es un numerito en la credencial de elector y en el acta de nacimiento: lo importante es cómo me siento yo conmigo, cómo te sientes tú contigo. (Ahora resulta jajajaja que soy estudiante de Psicología y me parece maravilloso).

¿Quieres saber más? Escríbeme, aquí estoy, soy tu amiga y para mi es ya una inmensa alegría, compartir contigo lo que pienso, siento y soy. Gracias por leerme. Te abrazo con mi corazón, que es el tuyo, mujer divina, hombre divino (si eres tú el que lee). ¡Gracias!

Otoño: El símbolo perfecto del desapego

Por José María Toro

Otoño: tiempo de soltar, de confiar y de quedar desnudos ante el universo, como lo hacen nuestros grandes maestros los árboles .
Y sigo escuchando a las hojas otoñales que al caer me susurran: ¡Suelta! ¡Entrega! ¡Confía! ¡Fluye! La Vida es Ahora.

“LAS HOJAS NO CAEN, SE SUELTAN”
“Siempre me ha parecido espectacular la caída de una hoja.
Ahora, sin embargo, me doy cuenta que ninguna hoja “se cae” sino que llegado el escenario del otoño inicia la danza maravillosa del soltarse.
Cada hoja que se suelta es una invitación a nuestra predisposición al desprendimiento. Las hojas no caen, se desprenden en un gesto supremo de generosidad y profundo de sabiduría:
la hoja que no se aferra a la rama y se lanza al vacío del aire sabe del latido profundo de una vida que está siempre en movimiento y en actitud de renovación.
La hoja que se suelta comprende y acepta que el espacio vacío dejado por ella es la matriz generosa que albergará el brote de una nueva hoja.
La coreografía de las hojas soltándose y abandonándose a la sinfonía del viento traza un indecible canto de libertad y supone una interpelación constante y contundente para todos y cada uno de los árboles humanos que somos nosotros.
Cada hoja al aire que me está susurrando al oído del alma: ¡suéltate!, ¡entrégate!, ¡abandónate! y ¡confía!. Cada hoja que se desata queda unida invisible y sutilmente a la brisa de su propia entrega y libertad.
Con este gesto la hoja realiza su más impresionante movimiento de creatividad ya que con él está gestando el irrumpir de una próxima primavera.
Reconozco y confieso públicamente, ante este público de hojas moviéndose al compás del aire de la mañana, que soy un árbol al que le cuesta soltar muchas de sus hojas.
Tengo miedo ante la incertidumbre del nuevo brote.¡Me siento tan cómodo y seguro con estas hojas predecibles, con estos hábitos perennes, con estas conductas fijadas, con estos pensamientos arraigados,con este entorno ya conocido…
Quiero lanzarme a este abismo otoñal que me sumerge en un auténtico espacio de fe, confianza, esplendidez y donación.
Sé que cuando soy yo quien se suelta, desde su propia consciencia y libertad, el desprenderse de la rama es mucho menos doloroso y más hermoso.
Sólo las hojas que se resisten, que niegan lo obvio, tendrán que ser arrancadas por un viento mucho más agresivo e impetuoso y caerán al suelo por el peso de su propio dolor”.

De Víctima a Responsable de tu Vida

Por: Estibaliz Soriano Portilla

Habitualmente, escuchamos decir a la gente que nos rodea, sobre todo, tras un mal día en el trabajo, en la escuela o en cualquier otra circunstancia cotidiana, frases como “me hicieron sentir tan mal…”, “me vuelven loco…” o “mi jefe me saca de mis casillas…” ¿Te suena? Sí, estas son frases muy habituales, casi cotidianas para algunas personas. Lo más curioso de todo, es que es algo que se repite a lo largo y ancho de nuestro planeta, da igual la raza, la religión o simplemente el país en el que nos encontremos, porque siempre vamos a escuchar en boca de muchos, este tipo de mensaje, mensaje en el que se deja ver, que los demás son los culpables de nuestros sentimientos.
La culpa, puede ir dirigida al exterior, con el objeto de castigar al otro por lo que ha hecho, o hacia el interior de uno mismo, en cuyo caso, estamos hablando de sentirnos con culpa por algo que creemos haber hecho mal. La conciencia de culpa, eso que los creyentes llaman pecado, es en muchos casos inconsciente; se podría decir de la culpa que es una “enfermedad silenciosa” del psiquismo, ya que puede afectar al sujeto, sin que él la perciba o tenga noticias de ella. La culpa es estática, paraliza, nos bloquea e impide que modifiquemos nuestro actuar. Por contra, la responsabilidad es dinámica, nos ayuda a buscar objetivos, nos ayuda a plantearnos qué podemos cambiar en nuestro comportamiento, para actuar de otra manera. Esta es la diferencia, esta es la clave de transitar por la vida como víctimas, o como personas activas que buscan cómo conseguir lo que quieren para su vida.

Enfoque exterior, origen del sufrimiento

Cuando dirigimos el enfoque de nuestra vida hacia el exterior, cuando estamos continuamente preocupados de lo que hace ese compañero del trabajo, que tanto nos molesta; ese vecino, que creemos que está enfadado con nosotros por no sé qué cosa; ese amigo, que siempre se las da de listo, etc., lo único que en realidad estamos haciendo, es dejando la responsabilidad de lo que está ocurriendo a todos y cada uno de ellos, les estamos “dando el poder” de que manejen a su antojo nuestros pensamientos, por tanto nuestras emociones y como resultado nuestra vida…¿no les parece incoherente?
En este proceder, nos desconectamos por completo de nuestro centro de gravedad interior, nos descompensamos, sentimos que hay una injusticia muy grande en todo lo que nos rodea. Damos algo y esperamos que se nos retribuya, según nuestros parámetros. Damos amor a una pareja o a un hijo, y esperamos amor de vuelta en las mismas proporciones. Damos cariño y apoyo a un amigo que lo está pasando mal, en un momento complicado para él y el día que nosotros estamos mal, nos ponemos aún más tristes porque ese amigo no respondió según lo que nosotros esperábamos.

Esto es por una sencilla razón, actuamos desde la necesidad, desde la carencia. En realidad, no tenemos amor ni cariño, en cantidad suficiente dentro de nosotros y estamos dando un poquito, una carnada, para que los otros nos llenen de vuelta, con el amor que necesitamos. Estoy esperando que los demás me amen, me den cariño, me apoyen y me reconozcan, porque no soy capaz de amarme, darme cariño, apoyarme ni reconocerme yo en primer lugar.

Por eso es que estamos continuamente buscando todo eso afuera, para cubrir las necesidades internas que creemos tener. Esto genera un gasto energético increíble, nos desgasta y frustra, porque no se cubren nuestras expectativas.

La paz viene del interior, no la busques afuera

Lo más importante de todo, es que comprendas que atraemos con nuestra mente situaciones, personas, circunstancias, etc, que están en la misma vibración que nuestros pensamientos. Si continuamente, estamos pensando en que todo nos va mal y que apesta en nuestra vida o que nosotros no valemos lo suficiente, eso es precisamente lo único que vamos a atraer. Hasta el momento en el que comprendamos el aprendizaje que lleva inserto, cada una de estas vivencias, se nos repetirán una y otra vez. Ejemplos de esto podemos ver muchos: mujeres a las que siempre se les acercan el mismo tipo de hombres para compartir su vida y con los que sufren un verdadero infierno, personas que siempre les acaban echando del trabajo y no saben por qué, otros que siempre tienen mala suerte con el dinero o los negocios…

Nos conviene, encontrar la razón por la cual se nos están presentando estas circunstancias y extrapolarnos de la circunstancia en sí. Debemos cambiar la pregunta ¿por qué a mí? por ¿para qué a mí? Cada vez que nos preguntemos esto, ante un hecho concreto que nos esté haciendo sufrir en primera instancia, estaremos agarrando las riendas de nuestra vida, analizando el hecho, aprendiendo algo de la situación y haciéndonos un poquito más fuertes interiormente. Estaremos viéndolo desde nuestro centro, siendo conscientes de que podemos tener un papel principal en nuestra vida, siendo capaces de movernos, de salir del agujero.

Si vamos llenando nuestra bolsita interior, con cada uno de estos aprendizajes que concluyamos, de las experiencias que nos presenta el universo, nos iremos haciendo cada vez más fuertes, cada vez estaremos más seguros de nosotros mismos, cada vez nos sentiremos más plenos. Poquito a poco dejaremos de lado las expectativas hacia el actuar ajeno y, por tanto, dejaremos de sufrir. Sólo entonces daremos sin esperar nada a cambio, ya que no necesitaremos nada, estaremos plenos.

LOS CINCO MIEDOS QUE ALGUNOS SERES HUMANOS COMPARTEN Por Alba Ramos Sanz

Todos tenemos miedos y la mayor parte de ellos, nacen de ideas compartidas por la gran mayoría de nosotros. Reconocerlos y encontrar su raíz es el primer paso para acabar con ellos
El miedo, según el DRAE, “es aquella perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario” y, es una emoción común a todos los seres humanos. “Algunos de nuestros miedos, por supuesto, tienen un valor de supervivencia básica. Otros, sin embargo, son reflejos que pueden ser debilitados o reaprendidos”, explica el doctor en psicología Karl Albrecht.
Esta sensación de ansiedad, causada por nuestra anticipación de algún evento o experiencia imaginada, es una reacción biológica de nuestro cuerpo ante un conjunto de señales que interpreta como temerosas. Y el sentimiento de aprensión, es similar ya temamos ser mordidos por un perro o que Hacienda nos cuestione en la declaración de impuestos.
El presidente Franklin Roosevelt, afirmó que “la única cosa a la que debemos temer, es al miedo mismo” y, como comenta Albrecht casi en formato trabalenguas, “el miedo al miedo probablemente causa más problemas en nuestras vidas que el miedo en sí mismo”.
El director de cine Woody Allen, bromea con este sentimiento de angustia y aprensión humanizándolo: “El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro”. Y es que todos tenemos miedos y la mayor parte de ellos nacen de ideas compartidas por una gran mayoría de personas.

De lo que no conviene tener miedo, es de identificarlos, porque sólo cuando sabemos de dónde provienen, es cuando podemos empezar a manejarlos. Con o sin ayuda de profesionales, ser conscientes de nuestros temores y encontrar la raíz de los mismos, es el primer paso para acabar con ellos.
Albrecht recoge en Psychology Today los cinco miedos básicos, de los cuales nacen, casi todo el resto de nuestros temores:

1. Miedo a la muerte
El miedo a ser aniquilados y dejar de existir, más comúnmente conocido como miedo a la muerte, proviene de una sensación primaria de todos los seres humanos por la supervivencia.
De este miedo se derivan otros muchos temores generalizados, como el miedo a las alturas, el pánico a los viajes en avión o diferentes fobias, relacionadas con la extinción de nuestras vidas. Sensaciones de pánico ante circunstancias asociadas a fatales consecuencias, que supongan el fin de nuestras vidas.

2. Pérdida de autonomía
El miedo a ser inmovilizados, paralizados, restringidos, sometidos, atrapados, encarcelados o controlados por circunstancias que aparenten estar fuera de nuestro control.
En su reacción física se le conoce comúnmente como claustrofobia, pero también se extiende a otras reacciones psicológicas relacionadas con las interacciones y comportamientos sociales. De hecho, como explica Albrecht, “el conocido como ‘miedo al compromiso’ es básicamente el temor a perder la autonomía”.
Pensar en si hay luz del final del túnel o en el más allá ayuda a algunas personas, a hacer frente al miedo a la muerte.

3. La soledad
Totalmente contrapuesto al anterior, este miedo se relaciona con el pánico al abandono, al rechazo o a sentirnos despreciados. La pérdida de conexión con el mundo genera sensaciones de angustia ante la posibilidad de convertirnos en una persona no querida a la que nadie respete ni valore.
Los miedos básicos se muestran a través de nuestras reacciones compartidas ante las circunstancias de la vida. Los celos y la envidia, por ejemplo, expresan el miedo a la separación o la devaluación de uno como persona: “se va a ir con otra persona y: a) me voy a quedar solo; o b) lo hace porque yo no merezco la pena”.

4. Miedo a la mutilación
“Se trata del temor de perder cualquier parte de nuestra estructura corporal, la idea de tener límites en la movilidad de nuestro cuerpo o de perder la integridad de cualquier órgano, parte del cuerpo, o la función natural”, resume el psicólogo experto en el estudio de los comportamientos cognitivos y las habilidades del pensamiento humano.
La pérdida de conexión con el mundo genera sensaciones de angustia
La sensación de ansiedad al estar cerca de animales venenosos o considerados peligrosos, como insectos, arañas o serpientes, así como tener fobia a otras cosas o situaciones que puedan suponer un daño físico como trabajar o exponernos a sierras mecánicas, hachas o machetes, o a estar en medio de una catástrofe natural.
Igualmente, los derivados del miedo a la muerte como el vértigo, el temor a morir ahogados o cualquier otro que sea un riesgo para nuestra integridad física, está relacionados con el miedo a perder o dañar alguna parte de nuestro cuerpo.

5. Daños y perjuicios a esa parte de la mente conocida como ego
El miedo a sentirnos humillados, pasar vergüenza o cualquier otra situación de profunda desaprobación que amenace la pérdida de la integridad del ser (también conocida como muerte del ego).
El miedo al rechazo o el temor que sienten muchas personas a hablar en público, están relacionados con esta angustia generalizada a la aniquilación de nuestro ego.

El miedo, es un compañero inseparable del ser humano, lo que hace la diferencia, es quién tiene a quién…
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DERECHOS ASERTIVOS

La asertividad, parte de la idea de que todo ser humano, tiene ciertos derechos:
1. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
2. En ocasiones, derecho a ser el primero.
3. Derecho a equivocarse y a hacerse responsable de sus propios errores.
4. Derecho a tener sus propios valores, opiniones y creencias.
5. Derecho a tener sus propias necesidades y que éstas sean tan importantes como las de los demás.
6. Derecho a experimentar y a expresar los propios sentimientos y emociones, haciéndonos responsables de ellos.
7. Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
8. Derecho a protestar, cuando se es tratado de una manera injusta.
9. Derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio.
10. Derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
11. Derecho a pedir lo que se quiere.
12. Derecho a ser independiente
13. Derecho a superarse, aun superando a los demás.
14. Derecho a que se le reconozca un trabajo bien hecho.
15. Derecho a decidir qué hacer con el propio cuerpo, tiempo y propiedades.
16. Derecho a hacer menos, de lo que humanamente se es capaz de hacer.
17. Derecho a ignorar los consejos de los demás.
18. Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
19. Derecho a estar solo, aun cuando otras personas deseen nuestra compañía.
20. Derecho a no justificarse ante los demás.
21. Derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.
22. Derecho a no estar pendiente, de la buena voluntad de los demás.
23. Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
24. Derecho a sentir y expresar el dolor.
25. Derecho a hablar sobre un problema con la persona implicada y, en los casos límite en los que los derechos de cada uno no están del todo claros, llegar a un compromiso viable.
26. Derecho a no comportarse de forma asertiva o socialmente hábil.
27. Derecho a vulnerar, de forma ocasional, algunos de los derechos personales.
28. Derecho a hacer cualquier cosa, mientras no se violen los derechos de otra persona.
29. Derecho a tener derechos.
30. Derecho a decidir si uno quiere o no, responsabilizarse de los problemas de otros.
31. Derecho a renunciar, o a hacer uso de estos derechos.

Lo que hago, no cambia lo que Soy. Reyna Amaya

Cuando digo que “Lo que hago, no cambia lo que soy”, me refiero a que, en esencia Soy/Eres el Hijo de Dios y eso no va a cambiar…. Dios me sigue/te sigue viendo, tal como me/te creó. Ningún comportamiento humano, cambia eso.
Cuando digo que voy a la Penitenciaría a ver al Hijo de Dios, a eso me refiero.
Todos salimos del mismo lugar… no hay un “lechero cósmico” (chiste local), TODOS somos el Hijo de Dios y tampoco, hay “Hijos del Ego” el tal ego, no tuvo hijos… (esto lo comentó alguna vez uno de los chicos del Norte (del reclusorio, no de Monterrey jajaja y eso fue lo que le respondí).

Es posible que no me guste/te guste el comportamiento de alguien y, si es un cercano, conviene marcar límites. Sin embargo, detrás de ese vestido humano, también está un Ser de Luz y Amor, el Hijo de Dios.

Lo que hago, no cambia lo que soy, me/te libera de la culpa y me/te lleva a hacerme/te responsable de cada acción y de su resultado.
El trabajo, desde la parte humana, en consciencia o no (quiere decir, dándome/dándote cuenta o no, es comportarme/comportarme como quien soy/eres y, ante ese resultado o consecuencia de mi acción o acciones, preguntarme:  ¿ahora qué, hago con ésto que es?

Cuando una persona dice: “quiero ser un mejor ser humano”:

1. Habla de “convertirse en un mejor humano”; el Ser, la Esencia, ya es perfecta.
2. En realidad lo que quiere decir, es que algunos (o muchos) aspectos de su comportamiento, no muestran quien realmente es.
3. Yo me pregunto: Si quiere ser un “mejor” humano, ¿quiere decir que ahora es peor?
4. Si! Por supuesto! El objetivo aquí, durante esta experiencia de vida, es encontrar la manera de expandir la consciencia, evolucionar, crecer, etc. etc.
Hechos a imagen y semejanza de Dios, no se refiere, obviamente, al cuerpo; se refiere a los atributos que a Dios, la Fuente, la Divinidad, el Universo (como se le quiera llamar) y eso que viene “en el paquete de inicio” , seguirá estando ahí, lo reconozca o no lo reconozca, lo manifieste o no lo manifieste. Entre otros muchos, esos atributos son: Amor, Paz, Luz, Libertad, Completud, Bondad, Belleza y muchos, muchos más.

Una vez más, este es mi punto de vista, no pretendo convencerte de nada, no me interesa. Comparto contigo mi certeza, desde el Amor, el Respeto y la Responsabilidad.

Yo soy tú y te amo!

Decidir o no decidir… esa es la cuestión Reyna Amaya

Decidir, viene del verbo latino ‘dēcīdĕre’ que significa ‘separar cortando’, ‘cortar’, ‘restar’, ‘acabar’, ‘zanjar’, dicho verbo se compone del prefijo ‘de-‘ (de-, dis-) que indica separación y del verbo ‘caedĕre’ que significa ‘pegar’, ‘cortar’, ‘talar’, ‘romper’ y… ‘matar’… voy a matar alternativas… y con eso de que el miedo a la muerte es el miedo más grande que tienen algunos seres humanos… todo se complica. Si pienso en el nacimiento de una posibilidad, cambia el enfoque. Al final, quiere decir, cortar la posibilidad de otras alternativas, para quedarse con una sola que, por supuesto, no está garantizada, no está garantizado que esa decisión tenga el resultado deseado…

Nada es seguro, todo es posible… eso de NADA ES SEGURO, es lo que produce mucha incertidumbre. Si te centras, si me centro en la segunda parte, TODO ES POSIBLE, me arriesgo, decido y con eso, regresa la paz mental… y bueno, cuando esa decisión tenga un resultado, ya veré qué sigue. Antes, lo que puedo es elaborar un plan A, B, C y eso elimina el famoso “Y si…”

Hay personas que dicen que les cuesta mucho trabajo tomar decisiones. Sin embargo, todo el tiempo estamos tomando decisiones, desde que despertamos hasta que nos vamos a dormir. A qué hora me levanto, qué es lo primero que hago, qué desayuno, qué ropa me pongo, salgo de mi casa, qué camino tomo, etc. etc.; la lista de decisiones que se toman en un día, es muy larga. Algunas son decisiones cotidianas, que parecen no representar mayor conflicto, decisiones que tienen un resultado a corto, mediano y largo plazo. Podríamos decir que son decisiones fáciles.

Hay otras decisiones, de las que podrían considerarse “difíciles”, en donde la persona se queda como atorada y eso le causa mucha ansiedad. Ansiedad, porque contempla las opciones y tiene miedo, mucho miedo, de tomar una decisión equivocada…volvemos a que Nada es seguro, todo es posible… Mientras no tomo o tomas una decisión – acción, no vas a saber cuál es el resultado y de ahí, qué sigue. Puede que funcione como tú quieres o no. Jamás vas a poder tener en la vida, la seguridad de algo… Bueno, la muerte, desde la parte humana, es algo seguro, todos y todas, algún día, vamos a morir…y ni hablar, dependiendo de las creencias que tengas, eso será el final, o el inicio.

Fuera de eso, todo es incierto, por lo tanto, eso de que: “hasta la muerte nos separe”, en realidad, sólo puedes decírtelo tú a ti, En una relación, por ejemplo,  nunca se sabe… Nada es seguro, ¡todo es posible!

Por cierto, cuando no decides, ya sea porque es algo que te causa mucho conflicto o porque decides que otro decida por ti, te tengo una noticia:¡También estás tomando una decisión! El “riesgo” es que el resultado no te guste, por lo que considero que lo mejor (salvo tu mejor opinión) es  que tomes tus propias decisiones, desde  el amor, la consciencia y la responsabilidad ( en lugar de hacerlo desde el miedo). Recuerda que tú eres el/la responsable universal de tu bienestar.

 

Acerca de Viktor Frankl y el Sentido de la vida por Elena Ruth Mandel

La valoración de uno mismo es el punto de partida en la búsqueda del sentido.

A partir del relato de sus experiencias en un campo de concentración, el Dr. Viktor Frankl explica en su libro “El hombre en busca de sentido “, la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, él sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda.

¿Cómo pudo él, que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin que tantas veces estuvo a punto del extermino-, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla?

La búsqueda del sentido de la vida es la esencia de la existencia. En la realización de este sentido el hombre aspira a encontrarse con otro ser humano en la forma de un TU y amarlo.

Cuando el sentido de la existencia se ve frustrado, el deseo de poder o de placer ocupa el lugar mas importante en la motivación de la conducta, de esta forma la búsqueda de la felicidad se convierte en un fin en sí mismo y por lo tanto en una frustración.

¿Cómo podemos transformar nuestra existencia?

La felicidad se obtiene como consecuencia de un motivo y no por la búsqueda de ella misma. La puerta a la felicidad se abre hacia afuera, y a quien intenta derribarla se le cierra con llave.

El optimismo es una pieza clave de la concepción de Frankl; la vida aparece como una oportunidad a la que hay que responderle, es necesario buscar la mejor opción para conservarla y por lo tanto mantener la promesa de sobrevivir. En este sentido, una vez definido el Para qué, el acento pasa a los Cómo.

El amor es la meta más alta a la que puede aspirar el ser humano. Esta fe fundamental permite recuperar todos los esfuerzos, decisiones o acciones que alguien haya realizado en su vida. Lo fundamental para Frankl es lo que el hombre responde a las preguntas que le hace la vida y no lo que el hombre le pregunta a la vida. La felicidad es el resultado del sentido.

En este compromiso los valores juegan un papel fundamental, se trata de los valores de actitud, de creación y de experiencia, privilegiada en este último caso la experiencia amorosa. Los valores hacen posible un viaje interior de donde surge, por un lado, la fe en el futuro, y por el otro, la búsqueda de recursos de amor y sentido en la propia historia personal de vida.

La relación entre fortaleza interior (valores, fe, amor, sentido) y meta futura, es el eslabón que integra al individuo y le permite reconocerse con un ser único e irrepetible.

¿Qué es la actitud interior?

La actitud interior ante las circunstancias es resultado de una elección personal. Es la libertad para, la que le da al hombre la posibilidad de convertirse en un ser indeterminado. Estar más allá de las limitaciones materiales o físicas es una posibilidad humana donde el hombre conoce la experiencia del heroísmo.

También la actitud interior está en profunda comunicación con el inconsciente espiritual. Es una manifestación de la presencia de Dios en la vida del hombre.

Las  nueve enseñanzas más significativas:

Elige tener esperanza

No siempre podemos cambiar las circunstancias, pero siempre podemos elegir nuestra actitud en cualquier situación que se presente. Cuando ya no podemos cambiar una situación, somos desafiados a cambiarnos a nosotros mismos

Conoce tu por qué

Pregúntate: ¿Para qué estoy viviendo? Todos los días deberíamos levantarnos y preguntarnos por qué nos levantamos y por qué estamos aquí. “Quiénes tienen un ‘por qué’ pueden tolerar casi cualquier ‘cómo’.

Aprende a llorar

Las lágrimas no son una muestra de debilidad; emanan de un alma que no teme quebrarse. “No hay necesidad de avergonzarse de las lágrimas, porque las lágrimas atestiguan que un hombre tuvo el mayor de los corajes, el coraje para sufrir”-

No te conformes con ser parte del rebaño

El mundo está al revés. En ocasiones, hacer lo que todos hacen es una locura. “Una reacción anormal ante una situación anormal es normal”.

Vive con sentido

Le damos sentido a la vida respondiendo las preguntas que la misma vida nos hace. La vida le plantea a cada persona un desafío y la persona solo puede responder con su propia vida. Lo que uno espera de la vida no importa; lo que importa es lo que la vida espera de uno.

Llena tu día con actos de bondad

La bondad tiene un objetivo, los cientos de pequeños actos de bondad que tenemos la oportunidad de hacer cada día están llenos de significado.

Ve más allá de ti mismo

Encontramos el verdadero sentido cuando trascendemos nuestros propios límites y necesidades. Cuanto más una persona se olvida de sí, al dar de si misma a una causa o a otra persona, más humana es y más crece.

Siente el dolor de los demás

Sufrir es doloroso, por más irrelevante que el problema les parezca a los demás. Ten empatía con el dolor de los demás, incluso si no es una tragedia en la perspectiva global de la vida.

Podemos cambiar incluso cuando la vida es difícil; podemos crear una vida significativa y llena de sentido, amor y propósito.

Tomado de www.psicoactiva.com

 

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